Seis años desde que me cambiaste entera

Seis años ya, vida mía. Seis años desde que naciste, me convertiste en madre y me cambiaste entera. Por dentro y por fuera, como te digo a ti siempre cuando te llamo bonita. Los cambios de fuera me los esperaba, ya sabía antes de ser mamá (cuando no se sabe nada todavía en realidad) que tener una hija me pondría la vida patas arriba. Los de dentro nunca los hubiera podido imaginar. Tan fuertes, tan completos. Revolucionaste todo mi universo. Mis prioridades, mi forma de pensar, mi interpretación de tantas cosas que creía tener claras, hasta mi forma de sentir. Pero es que ser madre es lo más intenso que existe, quizá algún día lo descubras, si decides serlo tú. Entonces igual me entiendes cuando me nace un te adoro que hasta duele de lo que llena, de lo literal que es. Cuando me sonríes y me dices que ya lo sabes y te respondo que no, que no sabes tú cuánto te adoro. Ni cómo.

No sé ni cuántas declaraciones de amor a lo Cyrano de Bergerac llevo ya a las espaldas, cariño, y todavía siento que no sé transmitirlo. Que no sé poner en palabras la plenitud que me da mirarte, la felicidad que siento al oírte reír, la ternura insoportable que me invade cuando te tengo muy cerca y me pareces perfecta en cada milímetro de ese cuerpecillo del que llevo cuidando seis años y que me sé de memoria. Te estrujaría a cada minuto si no me diera miedo ser una lapa. Lo contengo para no ser como mi tía, que asfixiaba a besos a mi primo cuando nació. Mi primo después se pasó la infancia saludando con la mano, el pobre. Pero un trocito de mí entiende a mi tía. Es que dan ganas.

_ ¿Por qué no te quedas un par de añitos así, con cinco? – te pregunté el otro día – Y luego ya sigues creciendo.

Me miraste aguantándote la risa ante las tonterías que te plantea a veces tu madre.

_ ¡Pero mamá! ¡Que eso no se puede!

No se puede, no. Pero debería. Quiero un botón de pause (bueno, dos, otro para pausarte también algún ratito en que te dan cuerda), quiero más tiempo para disfrutarte así, ni chica ni grande, con conversaciones que me dejan tiesa pero todavía con esa maravillosa inocencia en la que me dices «mamá, ¿lo has visto? ¡era una sorpresa! olvídate, por favor». En la que yo te miro seria y te digo «no te preocupes, ya me estoy olvidando» y tú bufas aliviada como diciendo «menos mal».

Tienes los seis años más bonitos del mundo, corazón. Y tu mayor fan en tu madre, no tengas ni la menor duda. No solo te quiero, te amo y te adoro. Es que también me encantas. Me encanta tu forma de ser, los pequeños detalles que te hacen ser tú y solo tú. Por eso te lo repito tantas veces. Quiero que se te grabe bien hondo que me encanta cómo eres. Que mamá SIEMPRE te va a querer y a respetar, pero también a admirar. Eres muy especial. Todo el que te conoce me lo dice, aunque yo ya lo sé. Crece sintiéndolo tú también, pirujita, hasta convertirte en todo lo que puedes llegar a ser.

Este es un cumple raro. No ha sido posible celebrarlo como el resto. Pero cuando algo no puede ser de una forma, siempre se nos pueden ocurrir otras. Otras que lo hagan un cumple mágico a su manera. Nos lo hemos estado currando todos para conseguirlo. Ha sido maravilloso verte disfrutarlo. Todo por verte sonreír. Todo por hacerte feliz.

Es también nuestro último cumple solas, tú y yo. Y te lo voy a confesar bajito, ahora que me vuelco en el teclado. Me da un poco de vértigo. Vamos a cruzar una puerta desconocida en la que no sé lo que hay al otro lado, ni como hija ni como madre. En unas semanas tendremos otro ser en casa. Eso nos cambiará en muchas cosas. Te prometo que la más importante, ese te adoro que duele, no será una de ellas.

Que bonito es que disfrutes tu día. Qué bonito poder disfrutarte, como siempre, a ti.

Mamá.

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2 comments

  1. Ratoncito says:

    Felicidades a l pequeñaja! Oyeee y fue de Aladdin? Aquí en agosto tmb toca cumple de Aladdin (bueno, de Jasmin dice mi ratona), lo ha pedido ya hace un año y aunque no sé cómo y dónde será, la madreloca ya está mirando cosas para preparar! 😀 Culega fotillo en el insta si tienes 😉

    • Carita says:

      Muchas gracias! Sí, fue cosa exótica Aladdin. Pusimos la vela en la lámpara mágica, ella disfrazada de Jasmine (no te imaginas lo monisísima que iba, con sus ojazos turquesa y el pelazo que tiene es que estaba pa comérsela), montamos decoración temática en la terraza de mis padres (que por suerte pudimos celebrarlo al menos con ellos, yo ya me temía pasarlo solos encerrados en casa)… Te recomiendo tonos morados, dorados y turquesas! BSSSSSS

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