Llevo tiempo, mucho, mucho tiempo, sintiendo la necesidad de volver a mimarme, volver a dedicarme un rato de puro cuidado, volver a verme con «buena pinta» en el espejo. Sobre todo, en el del ascensor, que es matador. Pero, cuando no son pitos, son flautas. Si no es que no encuentro un rato tranquila para bichear cremas es que, al ir a por una, no sé cómo, acabo saliendo con un producto para la peque en vez de para mí. Tengo un campo de fuerza que me desvía siempre hacia lo suyo, o algo. No sé por qué, si ella es preciosa con lo que le pongas y tiene mantenimiento cero. No como su madre, me temo, que ya empieza a necesitar entrar en boxes.
Llevo también mucho, mucho tiempo, comprando todas mis cremas y productos de belleza online. No sólo por el dineral que te ahorras a poco que compres más de dos cosillas sino también por la comodidad. Subir cremas a un carrito virtual, encargarlas con un click y recibirlas al día siguiente es una delicia. Por eso, cuando una de mis farmacias online de confianza, con veinte años de experiencia y precios super competitivos, me ofreció hacer una reseña de Weleda, sentí que los planetas se alineaban.
Y esa diminuta diablilla que, desde un hombro, me sopla cosas al oído, agitó el tridente y los cuernos rojos entusiasmada y me incitó: coge algo para ti, para tii, para tiii, para tiiiiiiiii. Y, por una vez, le hice caso. En vez de pedir productos a tutiplén para la peque, que tiene una piel maravillosa y no le hace falta de na, decidí ser maravillosamente egoísta😍 y probar la línea facial de Weleda, que me atraía desde hacía mucho tiempo.
Si hay que reseñar, hay que probar, hay que observar. Y lo he hecho a conciencia. Una vez me llegaron los productos a casa, en menos de veinticuatro horas (de verdad, ¿cómo no engancharse? más cómodo imposible), me encerré cada mañana y cada noche en el baño unos minutos, con excusa legítima e irrebatible (¡estoy TRABAJANDO!) a probar cada crema con rigor estajanovista. Con mimo, con calma, a toquecitos. La virgen, lo que he tardado. ¡Y lo que me ha gustado!
Sentir que me sobra el tiempo, que puedo sacar todos mis botecitos y dedicarme unos minutos a mí, a mi piel, a mi reflejo en el espejo (que últimamente oscila entre decepcionante y aceptable, no pasamos de ahí). Sentir que yo también cuento, que mis manos pueden pasearse con mimo por mi rostro, además de por el de mi chiquitilla. Sentir que me lo gano, que me lo merezco, que me lo dedico.
Ya ves si me hacía falta, el lío que armo por ponerme crema en condiciones unos días 😉
Empecemos por el principio. ¿Por qué tenía tantas ganas de probar Weleda, en concreto? Bueno, aparte de haber oído maravillas de ella, es una de las marcas que me atraen intensamente en esta etapa de mi vida en la que reniego de parabenos, de química, de porquería en la piel, en la alimentación y en todas partes. Quedarme embarazada me volvió más que consciente de la cantidad de tóxicos que nos rodean y, partiendo de la base de que es imposible (y diría que hasta poco saludable, mentalmente) evitarlos todos, decidí dar un cambio hacia lo natural. Ya he hablado alguna vez sobre ello a nivel de alimentación pero en cuanto a productos corporales, también nos hemos vuelto más tiquismiquis selectivos.
Así que Weleda, una marca de calidad, respetuosa con el medio ambiente, que utiliza sólo ingredientes naturales, tan delicados con la piel que son idóneos para las más sensibles, no podía sino atraerme.
Pero ¿qué he probado? Venga, te lo cuento.
Sérum Reafirmante de Granada
Tengo una manía, y es fijarme siempre en los productos que quedan por encima de la línea que teóricamente me corresponde. Como si, en vez de efectivos, fueran a ser mágicos. No tiene sentido negarlo. Así que me fui como una bala a mirar el sérum de Granada, la línea que se recomienda a partir de los cuarenta años. No es que tenga prisa por cumplirlos, todavía falta mucho, pero admitámoslo: veinte meses sin dormir me han hecho perder una década de vida. Me merezco un sérum potente.
Leyendo sus bendiciones, me terminé de convencer: antioxidante, activa la regeneración celular, reduce arrugas, reafirma e hidrata la piel mejorando su elasticidad. OMG, lo quiero.
Y debo decir que me ha encantado. Aunque había leído que lleva mucho alcohol, no he notado ni olor ni sequedad ni tirantez al aplicarlo. Transparente, sorprendentemente acuoso (hasta se escurre) y muy fácil de extender. Me ha dado la sensación de que cunde y he sentido la piel limpia tras aplicarlo, que es fundamental para mí (odio los potingues que me hacen sentir que llevo un potingue).
El mejor envase para mí, bonito, sólido y muy cómodo.
Tras dos semanas usándolo, la verdad es que me veo muy buena cara (puede ser porque me miro en el espejo con una sonrisa pero, aun así). No sé exactamente que es pero me veo con más luz, como si hubiera dormido bien (por la mañana) o la ducha me tonificase (por la noche). Le he preguntado a Superpapi si me ve más bella pero se ha reído (bella no sé, loca seguro). Bichito me ha dicho que me adora y que me ama. Así que mi pequeña encuesta es poco concluyente. Pero mi sensación es muy, muy buena.
Veredicto: Amor a primera vista. Lo recomiendo. Repetiré.
Mascarilla Alisante de Rosa Mosqueta
Aquí ya llegamos a la línea que me corresponde: a partir de los treinta (lo lejos que queden DA IGUAL).
Como viene la misma descripción que en el resto de la gama (reduce las primeras arrugas, hidrata y revitaliza la piel dejándola visiblemente más tersa y suave) no saqué mucho en claro sobre qué esperar de esta mascarilla y tampoco he visto un resultado específico después de usarla. Aunque lo admito, cuando me pongo una mascarilla mis expectativas son irreales. Espero que, al quitarla, se caigan diez años con ella. Y para eso no necesito una mascarilla, sino una máquina del tiempo que me lleve a 2007.
Debo confesar, también, que no me molan las mascarillas que no se endurecen. Es como si no las sintiera puestas (historias mías), como una crema mal puesta que queda pringosa. Y me resultan «difíciles». Se supone que debo aplicar una capa espesa pero, ¿cómo voy a hacerlo si no tiene color, ni densidad, ni nada que me indique el espesor de lo que aplico? A ciegas, oiga. Y con estrés, que no es barata y, poner por poner, tampoco.
Otra cosa que no me ha gustado es el envase. Los tubos de aluminio a lo pomada hemorroidal no me resultan cómodos.
Si le sumamos que, tras las dos primeras aplicaciones, mi piel reaccionó en forma de grano enfadado, la conclusión no es buena.
Veredicto: Poco concluyente. Cuidado con pieles mixtas. Dudo que repita.
Fluido alisante de Rosa Mosqueta
O, en cristiano, crema de día para pieles mixtas y grasas.
Lo primero que espero en un producto llamado Fluido es que sea fluido. Lo he encontrado algo untuoso (poco apetecible para quien huye de lo graso) y difícil de extender, obligando a usar bastante para hidratar bien toda la cara. Quizá porque estoy habituada a cremas que son casi agua.
En su honor, debo decir que no me ha engrasado la piel, ni me ha sacado un solo grano, ni me deja con brillos. Pero, aunque el espejo demuestra que el resultado es mate, no me termina de gustar la sensación que se me queda en la cara. Tirante pero algo ¿aceitosa?
Le está sentando bien a mi piel, estoy segura de que el producto es muy bueno y es una cuestión de sensación pero para mí es importante que las cremas me resulten agradables.
Veredicto: Sí pero no. No es lo que esperaba.
Contorno de ojos Rosa Mosqueta
Aunque me pareció un poco denso en la primera aplicación, la verdad es que este contorno ha sido una agradable sorpresa. Se absorbe muy bien pero, al mismo tiempo, deja un poso de hidratación que dura horas. Cunde al extenderlo, te permite explayarte con los toquecitos y dejar que penetre poco a poco. Y, pese a no ser acuoso, no deja sensación grasa en ningún momento (he probado algunos, en mi línea de apuntar demasiado alto, que eran como extender manteca).
No he notado nada especial a nivel de líneas de expresión aunque, si en dos semanas me las quitase, no estaría escribiendo esta reseña sino haciendo acopio de todos para no dejarte ni uno en tienda. En cualquier caso, no me preocupa tanto borrar arrugas como prevenirlas, y me parece un buen producto para la treintena.
Veredicto: Me ha gustado mucho. Repetiré.
Resumiendo
Lo mejor:
♥ La filosofía: productos de calidad naturales.
♥ El sérum de Granada: Feeling desde el minuto cero.
♥ La atención y rapidez de farmaciaonlinebarata.es en el envío de los productos.
Lo peor:
* La sensación del fluido poco fluido y la mascarilla.
* Los envases de aluminio: lo perdonamos por el medio ambiente.
* Que sólo me los envíen una vez. Habrá que repetir 😉
¿Y tú? ¿Conoces Weleda? ¿Has probado su línea facial? Cuéntamelo, te espero en comentarios 🙂
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Mis amigas me dicen que he hecho un pacto con el diablo porque dicen que tengo la piel exactamente igual que siempre cuando miramos fotos nuestras de hace 15 años (ahora tengo 35). Yo estoy convencida de que mi secreto es: lavarme la cara día y noche con un jabón de arcilla o de carbón + tónico de menta por el día + Weleda rosa mosqueta noche (de día fluido de menta porque tiendo a piel grasa y si me echo weleda rosa mosqueta día y noche me salen granos). Ahora he añadido a mi rutina nocturna el serum de granada. Para mí es la combinación perfecta: 0 granos, aspecto limpio, suave y liso. Todo cosmética ecológica.
Hola Marta! Por favor, pásame el whatsapp del diablo que le pido cita para ver si me pasa lo mismo!
pues la verdad es que no habia probado esta marca, nunca he sido yo mucho de cremas pero ahora que me acerco (inminentemente) a los 30 voy a tener que empezar a mirar estas cosas… y la farmacia tiene buena pinta yo que tambien soy de comprar de todo por internet pero de estas cosas nunca habia probado… Gracias por la reseña guapa!! como siempre un placer leerte!
Gracias Xania! Qué suerte tienes de acercarte (inminentemente), yo me alejo (implacablemente) 😀 Pues pruébalo porque ahorras un montón, se nota la diferencia. Un abrazo!