Foto: ©Unamamadeotroplaneta
La hamaquita que compré cuando nació mi hija era tan mona que la quise en cuanto la vi. Mona pero monísima de verdad, rosa y blanca, con un arco de pajaritos de colores. En lo demás, era de lo menos práctico que hemos tenido. Todavía recuerdo la primera vez que senté a la peque en ella y en vez de mirar los pajaritos me miró a mí con triste desconcierto, en plan, «mamá, ¿qué es esto?». La teníamos siempre estorbando por casa pero la usé lo justito, cuando tenía que dejarla en algún sitio mientras intentaba ducharme cantando cucú. La hamaca era uno de los artículos que no pensaba repetir.
Hace unos seis meses, sin embargo, me empezaron a recomendar por todas partes la famosa hamaca de BabyBjorn. Creo que no he oído ni una sola mala opinión de ella hasta la fecha: «es la leche», «es súper ergonómica», «el bebé de mi amiga pepita sólo quiere esa»… Me sucede con frecuencia que cuando alguien habla de lo bueno o lo malo que es algo con tanta convicción me surgen unas ganas incontenibles de comprobarlo a ver si es verdad, así que eso es lo que he hecho. Os cuento mis conclusiones tras dos meses usando la hamaca Bliss de BabyBjorn. Continue reading →