Últimamente llevo un tiempo rumiando una idea lentamente, dejándola madurar dentro, mirando con calma lo obvia que es. Lo sencilla. Lo lógica. A veces los niños sólo necesitan llorar. A veces no necesitan dormir, no necesitan comer, no necesitan algo concreto y determinado, no necesitan ganar una discusión maternofilial y conseguir algo que aparentemente desean, no necesitan que razonemos, que intentemos solucionarles nada, que nos devanemos los sesos viendo qué pasa. Sólo llorar. Sólo sacar fuera la tensión, la frustración acumulada, la incomodidad. Continue reading →
¿Cómo usar y mantener mi silla de coche para que sea segura?
Desde este espacio he escrito mucho, mucho pero mucho sobre seguridad infantil en el coche, ya sea hablando sobre la importancia de viajar a contramarcha, analizando las claves para elegir bien una silla para nuestros hijos, realizando revisiones de algunas sillas seguras de diversas características (aunque hay muchas más que permiten posición acm después del grupo 0+), tratando de desmentir mitos desde mi profesión, entrevistando a expertos, siendo yo misma entrevistada en diversos medios y programas de TV o poniendo en marcha iniciativas sociales sobre la importancia de viajar a contramarcha, con spot de concienciación incluido. Vamos, que no callo con el tema. Es lo que tiene tratar un tema vital con ese punto obsesivo compulsivo que me agarra cuando algo me toca la patata 🙂
Y todo eso está muy bien, informar sobre qué es seguro, ayudar a elegir bien, concienciar. Pero esto es como el «y vivieron felices y comieron perdices». Casarse enamorados no es el final del cuento, sino el principio. Y comprar una silla segura no es donde termina todo sino donde empieza. Porque si no usas adecuadamente esa silla, no será segura. Hoy hablaremos de esto.
Historia de una rabieta (materna)
Hay fines de semana buenos y fines de semana malos. Y luego están los desastrosos. Este ha sido de esos. Recuperándome de tres días de dolor pseudociático y de una semana de bronquitis aguda, antibióticos y regla cuando aparece mi prima la gastroenteritis. Y de las buenas, de las de sudor frío, de las de querer morirse durante unas horas y necesitar un par de días tirada como un trapo en cama aunque sólo sea por tener flojera de no comer nada. Imagínate las fuerzas y las ganas que tenía para gestionar bien cualquier situación. Así que hice lo contrario, gestionarlo fatal. Y este fin de semana la mayor rabieta de la casa se la pilló mamá. Continue reading →
¡Cómo ha cambiado el cuento!
Siempre lo digo, salpicado en todas las publicaciones. Fue nacer mi hija y cambiarme la vida. No sólo por lo que, ya de por sí, te cambian la vida los niños (ofú). Es que, en nuestro caso, además, lo pusimos todo patas arriba un pasito más allá de lo habitual, ya que he resultado ser una madre diametralmente opuesta a la que pensaba que sería, con todo lo que ello conlleva.
La peque duerme con nosotros, así que nuestra habitación ha dejado de ser un Espacio Zen Thai (qué recuerdos) para ser un Espacio Forrado De Camas con un estilo camping nada estético pero en el que dormimos en la gloria respirando los tres juntitos en modo madriguera. Llevo tanto tiempo usando la teta para esto de la lactancia que ya se me ha olvidado para qué la usaba antes de ser madre (papá sí se acuerda, ya me pondrá al día). No hemos comprado una triste papilla y en mi casa le hemos bajado la barrera al azúcar de una forma que me recuerda a ese capítulo de Los Simpson en el que Marge le declara la guerra a las azucareras (las palmeras de chocolate NO cuentan, como es bien sabido). Eso sin contar con que en los últimos dos años mi tiempo de descanso se ha ido, en gran medida, al activismo en seguridad infantil. A veces no me reconozco. Si mi yo de hace cinco años me viera, alucinaría pepinillos. Cosa estupenda, viendo las cosas que pensaba sobre la maternidad hace cinco años.
En fin, con esta pequeña introducción, queda claro que ya me espero cualquier cambio en lo que venían a ser mis costumbres pasadas. Continue reading →
Y si no le doy galletas ¿qué le doy para desayunar? Listado de alternativas saludables
Vamos a empezar con lo obvio: yo no soy nutricionista. Sólo soy una persona que cada día intenta comer mejor (o como dice Julio Basulto, al que siempre acabo citando en estas cosas, que intenta «dejar de comer peor») y, sobre todo, una madre que intenta que su hija coma bien desde el principio. Especialmente en esta época en la que le toca vivir, tan dominada por la industria alimentaria y tan llena de cosas comestibles (que no alimentos) altamente perjudiciales a las que aficionarse desde la cuna. Desde ese punto de partida, llevo ya varios años preocupándome por nuestra alimentación en casa, leyendo libros y artículos, cambiando hábitos, incorporando alimentos, desterrando productos y mirando y remirando cada etiqueta durante tanto tiempo que cualquier día me van a ofrecer unas gafas de cerca en el pasillo del supermercado.