Hay dos formas de ser libre siendo mujer. Para una de ellas, aún hay que cambiar el mundo. Es algo que espero que ocurra, poco a poco, mientras tú creces. Pero para la otra no hay que esperar a nada, mi vida, la otra está en ti. Y espero saber transmitírtelo. Saber enseñarte a ser tú misma sin condicionarte, sin encasillarte, sin pensar que debes ser un tipo de mujer, u otro, para ser válida. Sin crecer acumulando conceptos equivocados sobre ti misma porque miras hacia fuera en lugar de mirar hacia dentro. Así crecí yo. Mi niña… tú crece libre. Continue reading →
¿Cómo guiar de forma respetuosa la retirada del chupete?
Aún recuerdo la primera vez que le ofrecí un chupete a mi hija. Fue algo que evite muy cuidadosamente durante el primer mes para no arriesgar nuestra lactancia. Después claudiqué como si fuera algo que, sencillamente, «tenía que» acabar dándole: está bien, ya ha pasado el mes, hale, toma, cariño. Se lo puse en la boquita, la miré, me miró, sonreí, sonrió y… ¡stuppp! Lo escupió. Así es muchas veces el inicio con esto de los chupetes. El final ya es otro cantar. Continue reading →
¿Por qué son poco recomendables los cereales para bebé?
Si os pido que penséis en cereales poco recomendables seguramente os vendrán a la cabeza un montón de cuadraditos achocolatados, estrellitas azucaradas o rosquitas de colores. Todos esos que el pediatra Carlos Casabona llama «chucheales», término, por cierto, que me encanta. Y seguramente tengáis claro que ESOS llevan demasiada azúcar y aunque la publicidad diga lo contrario no son lo mejor para dar a los niños (ni para tomarlos nosotros, si nos ponemos).
Pero, si os pido que penséis en cereales para bebé, en las papillas de los primeros meses de alimentación complementaria, ¿qué me diríais? Esas que parecen buenas porque están diseñadas para los bebés, y todo lo que es para bebés tiene que ser bueno… ¿no? Si las venden hasta en las farmacias. Y, sin embargo, no son recomendables. Voy más allá, ni siquiera son necesarias. Continue reading →
Se lo digo mil veces pero no me hace ni caso
Muchas veces tratamos de gestionar respetuosamente las situaciones que van surgiendo en el día a día con nuestros hijos pero la calma se nos va escurriendo poco a poco cuando repetimos y repetimos algo y… como quien oye llover. Es entonces cuando nos lamentamos de eso que titula este post, porque aunque nos sintamos un loro de repetición, el loro puede repetirlo mil veces sin inmutarse pero nosotros no. Y entonces terminamos desesperándonos, enfadándonos, gritando a nuestros hijos y haciendo todo eso que no queremos hacer en crianza. Pero es que es desesperante porque lo repetimos y lo repetimos de forma respetuosa y ¡hasta que no gritamos no hacen ni caso! ¿Os reconocéis en esta situación? Continue reading →
El día que mi hija me demostró que la crianza respetuosa funciona
Cuando descubres la crianza con apego vives como un reinicio interior. Tu mente se abre y examina por primera vez conceptos que has traído siempre contigo, por lo que has visto en las relaciones entre padres e hijos, por lo que has vivido en tu infancia, por lo que sea, pero conceptos que llevas arrastrando toda tu vida y que, de pronto, están sujetos a reflexión. Porque, de pronto, te das cuenta de que algo no está bien en ellos. Y cuanto más lees sobre apego, sobre crianza respetuosa, cuanto más resuena en ti lo que vas leyendo, más te vas entusiasmando, más te vas visualizando haciendo las cosas así. Pero a veces la visualización va más allá y te imaginas cómo de bien “se va a portar” tu hijo, cómo de plácida va a ser vuestra comunicación, cómo se va a notar que a tu hijo lo estás criando respetuosamente.
Entonces tu hijo nace y llora, crece y tiene rabietas, no te hace caso, se enfada y te grita, se bloquea y se vuelve un troll de las cavernas durante un rato, vives una y otra vez las mismas situaciones con ración extragrande de paciencia y no ves resultados aparentes. Y tu mente se llena de miedos y de dudas y se hace la gran pregunta (“¿Por qué se porta así?) y el gran reproche (“¡Si yo estoy criando desde el respeto!”). Y ese es el gran error. Porque la crianza con apego, la crianza respetuosa, no funciona así. Continue reading →