Reconciliarme con mi parto, cinco años después

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Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Este año es el primero que he sentido que podré reconciliarme con mi parto. Han sido cuatro aniversarios removiéndome por dentro, reviviendo cada hora con una sensación casi física, como si todo estuviera volviendo a suceder en algún plano, aunque sólo fuera el de la memoria. Y no sólo la de la mente… el cuerpo tiene memoria y hay cosas que siguen doliendo aunque pase demasiado tiempo como para que ese dolor tenga sentido a nivel racional.

Pero este año, por primera vez, el día del parto se acercó sin doler, pasó sin remover y se marchó discreto, en un silencio nuevo desprovisto de todas esas emociones que siempre lo acompañaban. El dolor, la rabia, el reproche. Un silencio que exploré cauta, como cuando acercas la lengua a una muela que dolía y que de repente, al despertar, ya no te sientes palpitando. Y me di cuenta de que este año es el primero en el que he podido sentir que lo que ocurrió no fue un fracaso, sino un aprendizaje vital. Que, además de a mi niña, del parto me llevé también una enseñanzaContinue reading →

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Cinco años ya, mi niña

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Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Cinco años ya, mi niña. Cinco años que convierten este “mi niña” en una realidad. ¿Cómo ha podido pasar tan rápido el tiempo? ¿Cómo han podido salir de la nada cinco años enteros, si tantas veces he sentido que cada día era eterno? ¿Si hace un suspiro acariciaba tus deditos elásticos mientras te tenía al pecho?  Continue reading →

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Cuando tienes hijos pequeños

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Fuente: Pixabay

Tener niños pequeños te ralentiza la vida. Es impepinable. Da igual cuánto corrieras en el pasado para llegar de A a B.  Da igual que fueras plusmarquista en levantarte, desayunar algo rápido y salir, llegando a tiempo a donde fuese, cuando fuese. Da igual. Tener un bebé, un niño pequeñito, te demuestra en la práctica la relatividad del tiempo, por más teórica que sea. Es curioso porque no paras, porque probablemente en el fondo corres más que antes en todo, pero nunca llegas. Porque cuando tienes hijos pequeños tardas para todo. Para despertar. Para desayunar. Para vestiros. Para salir. Para llegar. Todo te consume de repente un 50% más del tiempo que antes te llevaba. Continue reading →

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Por qué nunca subo fotos de mi hija a Facebook (o cualquier red social)

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Fuente: Pixabay

Soy una madre enamorada y orgullosa. Saco el móvil en cuanto me dan una excusa para enseñar mi fondo de pantalla, que tiene, obviamente, la carita linda de mi hija. Y es linda de verdad, no es amor de madre. Tiene unos ojos cristalinos con los que todo el mundo se maravilla, un pelazo de anuncio que no he tenido yo en ninguna década de mi vida y es TAN tierna en sus rasgos y sus gestos, en su sonrisa y su inocencia. Por si fuera poco, tengo un blog de maternidad que me conecta con miles de personas. Tengo tantas fotos bonitas, tantos vídeos, tantos momentos que me encantaría compartir. Es una pulsión muy difícil de resistir. Muy, muy difícil. ¿Qué me frena? Continue reading →

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El tonto de la concha

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Fuente: Pixabay

Han pasado tres años. Quizá incluso sean cuatro. No recuerdo qué edad tenía mi hija ese verano, para poder calcular las fechas de forma exacta. Pero recuerdo la escena como si me la hubiera grabado con un hierro al rojo en la cabeza y tengo la impresión de que va a dar igual cuántos años sigan pasando. Olvidamos millones de cosas pero a veces hay fotogramas y sensaciones que se quedan contigo y no se van. Cada equis me acuerdo de ese niño y me agarra la misma pulsión que sentí ese día cuando vi cómo su padre le insultaba, una pulsión absurda porque no puede ser, porque no sé ni quién es. Pero quisiera acercarme, sentarme a su lado, hablar con él. Explicarle que los padres y las madres no somos más que personas, personas que se equivocan y que no siempre saben hacer las cosas bien. Explicarle que lo que decimos y hacemos no es por cómo son ellos, sino por cómo somos nosotros. Decirle que no es tonto, y que NADIE tiene derecho a llamárselo, y eso incluye a su padre. Decirle que no se lo crea, que no se condicione. Que no se acostumbre. Continue reading →