Todos los padres nos preocupamos por el bienestar de nuestros hijos, y buscamos lo mejor para ellos. El problema es que no siempre sabemos qué es lo mejor, porque no siempre estamos correctamente informados. Es muy fácil que, si no entiendes de anatomía, fisiología y biomecánica (algo lógico y normal salvo que seas un profesional sanitario) te vayas para casa con una mochila portabebés que va a ser perjudicial tanto para el bebé como para ti. Y tan feliz con tu compra. Pero no todas las mochilas son adecuadas: no es lo mismo una mochila ergonómica que una colgona, como se llama coloquialmente a las que NO están diseñadas para llevar correctamente a un bebé.
Para elegir una buena mochila debemos saber cómo es el cuerpo de un bebé y cuál es la posición fisiológica que debe respetarse durante el porteo. Y no sólo debemos pensar en el bebé: es importante que nosotros no nos hagamos daño al portear. La mochila debe ser adecuada para AMBOS.
Para ello, cuando nos planteemos comprar una mochila debemos hacernos algunas preguntas:
¿Respeta la posición fisiológica de la espalda?
La columna vertebral del adulto tiene una forma de «doble ese», que debemos respetar si no queremos sufrir dolores de espalda o, peor aún, desarrollar alguna lesión estructural. Si miramos a cualquier adulto sano de perfil, veremos con claridad cuatro curvas:
- Lordosis Cervical: Convexa hacia delante.
- Cifosis Dorsal: Cóncava hacia delante.
- Lordosis Lumbar: Convexa hacia delante.
- Cifosis Sacra: Cóncava hacia delante.
Esta alternancia ayuda a distribuir el esfuerzo que recae en la columna y le otorga una gran resistencia. Si queremos una espalda adulta sana, estas cuatro curvaturas fisiológicas deben respetarse. Si, por malas posiciones o tensiones musculares excesivas, se aumentan (hiperlordosis, hipercifosis) o disminuyen (rectificación) nos generan una patología que nos provoca dolor y afecta al equilibrio global de la columna vertebral.
Sin embargo, cuando nacemos, la columna vertebral no tiene definidas aún estas curvas contrapuestas. Los bebés tienen la columna vertebral en forma de «C»: una cifosis fisiológica producto del desarrollo embrionario. Conforme el bebé va creciendo y ejercitando su musculatura (sosteniendo la cabeza, sentándose, caminando…) la columna va definiendo suaves lordosis y cifosis, que se consolidarán ya bien avanzada la infancia. Para prevenir patologías osteoarticulares en el futuro, es importante que no forcemos posiciones no fisiológicas durante el desarrollo evolutivo de la columna.
Y, después de todo este rollazo (mis disculpas, de verdad que lo he intentado resumir y poner sencillito), ¿qué tiene que ver esto con las mochilas portabebés? Sencillo:
Una mochila ergonómica respeta la posición fisiológica de la espalda, permitiendo la curvatura en forma de «C» de la columna.
Una mochila colgona impide la posición fisiológica de la espalda, rectificando la columna
¿Respeta la posición fisiológica de las piernas?
La articulación de la cadera es una de las más móviles del cuerpo. Sólo hay que ver la variedad de movimientos que podemos realizar: abrazar las rodillas contra el pecho, cruzar las piernas a lo indio, llevar una pierna hacia atrás hasta el punto de sujetarla con las manos tras nuestra cabeza o bailar un twist. Para lograr esto, las superficies articulares que la conforman están relativamente «libres»: la cabeza del fémur, con forma de bola, encaja dentro de una cavidad redondeada y cóncava de la pelvis llamada acetábulo y, mientras no se salga de ella, todo en orden.
Cuando el bebé nace, la articulación de la cadera está inmadura. El acetábulo no está osificado, sino que es cartilaginoso y blando, lo que hace más fácil que la cabeza del fémur «se salga» de su lugar debido a una posición de extensión forzada o sostenida y la cavidad pélvica se deforme. Es lo que se conoce como displasia de cadera.
Para evitar esto y, puesto que, durante todo el desarrollo intrauterino, la posición ha sido fetal, con los miembros inferiores muy flexionados, el cuerpo adopta una posición fisiológica conocida como posición de «ranita», que favorece el desarrollo de la cadera de forma natural y es la posición de piernas más saludable para un bebé. La menos saludable es la contraria a la posición fetal: piernas estiradas y juntas.
Las mochilas ergonómicas facilitan la posición de «ranita» durante el porteo. La superficie inferior de la mochila llega de corva a corva y permite que piernas queden colocadas forma de «M». Las rodillas quedan más altas que el culete y el bebé se asienta cómodamente, repartiendo su peso en toda la superficie de apoyo.
En las mochilas colgonas ocurre todo lo contrario. El bebé adopta una posición forzada: las piernas están mucho más juntas, con caderas y rodillas prácticamente estiradas y el peso de su cuerpo recae exclusivamente sobre sus genitales. Algo que, además de incómodo, puede resultar sumamente perjudicial en el caso de varones por la presión testicular que soportan durante el porteo.
¿Sujeta la cabeza?
Tanto si el bebé es demasiado pequeño para sostenerla por sí mismo como si se queda dormido, la mochila debe ayudarle a sostener la cabeza.
Las mochilas ergonómicas suelen tener un cabezal de tela que permite libertad de movimientos pero ofrece sujeción a la cabeza, adaptándose a ella.
Las mochilas colgonas, por el contrario, no se adaptan y la cabeza va «suelta» dentro de una carcasa rígida que no le ofrece sujeción.
¿Reparte bien el peso?
Todos sabemos lo que tenemos que hacer si debemos transportar algo. Colocarlo lo más cerca posible de nuestro centro de gravedad. Cuanto mayor sea el contacto con nuestro cuerpo y más repartido esté el peso, menos nos dolerá la espalda y más tardaremos en notar cansancio.
La rigidez de una mochila colgona (que obliga a bebé y porteador a adaptarse a la mochila y no al contrario), la separación que queda entre el bebé y nosotros (colgando pasivo y rígido, sin poder ajustarse a nuestro cuerpo) y la altura a la que queda el peque (demasiado bajo) suponen un exceso de carga para la espalda del porteador: el peso queda lejos de su centro de gravedad y le obliga a forzar una hiperlordosis muy perjudicial para el equilibrio musculo-esquelético de la zona lumbar. Lo que hablando llanamente viene a ser arquearse demasiado hacia atrás y acabar hecho polvo de la espalda. Las colgonas, además, concentran la carga en los hombros. Generalmente, provocan tanto cansancio y dolor de espalda que pronto van al fondo del armario, al trastero o a Wallapop.
El diseño de una mochila ergonómica, en cambio, permite que estemos en estrecho contacto con el bebé, llevándolo pegado a nuestro cuerpo. La posición que adopta en la mochila le permite reposar los brazos contra nuestro cuerpo, bien apoyados en nuestros hombros, bien en nuestro costado, abrazándonos, por lo que el ajuste es aún mayor. El culete del peque queda situado por encima de la línea del ombligo, pegado a nuestro centro de gravedad y alto, de forma que podamos darle un beso en la coronilla cómodamente. Además, están preparadas para llevar a niños «grandes» y adaptadas al peso que éstos puedan alcanzar, repartiendo la carga entre la cadera y los hombros del porteador. Algunas marcas permiten portear hasta los 20 kgs, impensable en una colgona. Más que nada porque no habría quien lo aguantase.
¿El bebé puede ir mirando hacia fuera?
Ninguna mochila ergonómica permite que el bebé vaya mirando hacia fuera. ¿La razón? Todas las anteriores.
En primer lugar, es imposible mantener la posición de «ranita» llevando al peque hacia fuera, por lo que volvemos a la posición colgona, perjudicial para cadera, columna y genitales, con el agravante de que la espalda va aún más recta y sin el poco soporte que ofrece la mochila (que ahora está en contacto con su pecho) y la cabeza queda sin ninguna sujeción. Si el peque se duerme o, simplemente, necesita descansar la musculatura cervical, debe forzar aún más la posición rectificada de la espalda para encontrar un apoyo. O dejar la cabeza colgando.
En segundo lugar, no hay contacto visual directo. Ni podemos ver al bebé y, por tanto, darnos cuenta si siente malestar y anticiparnos al llanto, ni el bebé puede vernos a nosotros. Dirás, qué más da, si nos tiene muy vistos. Lo que le mola es mirarlo todo.
No voy a negar ninguna de los dos argumentos pero sí los voy a matizar:
Especialmente cuando son muy pequeños, para los bebés sólo existe aquello que pueden ver. Es decir, si no te ve, no estás ahí. Tampoco puede contrastar contigo aquellos estímulos que le resulten inquietantes, observando tu expresión y procesando la situación en función de tu respuesta a ella. Que el bebé pueda verte es algo importante, diría que fundamental.
Para no recibir un exceso de estimulación (con el consiguiente exceso de estrés), los bebés deben poder darle al Pause o al Stop cuando ya no quieran ver más. Hay bebés más tranquilos y bebés más curiosos pero, si los llevamos mirando hacia afuera, no permitimos que puedan refugiarse en nosotros si deciden en algún momento que están teniendo «demasiado».
Y, para rematar, si llevamos al peque mirando hacia fuera nuestro centro de gravedad se desplaza todavía más, obligándonos a forzar una hiperlordosis aun mayor para compensarlo.
En resumen: no todas las mochilas son adecuadas para portear. Las mochilas colgonas pueden resultar perjudiciales tanto para el peque como para ti y no son en absoluto recomendables. Como decía el caballero de Indiana Jones y la última cruzada: elige bien 😉
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Buenos días, yo había estado leyendo,mirando.. y quería comprar una mochila de la marca ergobaby, hace poco sacaron su último modelo, el 360, que es el único modelo en el que puedes portear atu bebé hacia fuera. Los otros modelos de los que disponen no tienen esa función. Me la recomendais? será adecuado? gracias
Hola Ele! Desconocía totalmente la existencia de este modelo. Yo no recomiendo llevar al peque mirando hacia fuera. Un abrazo!
Mamás canguras aragonesas nos ayudó a conocer diferentes opciones. Estamos felices de portear en bandolera y su papi con mochila Manduca. Es una maravilla sentir a tu peque tan cerquita.
Es que tenerlos cerca, cerca…. es lo mejor 🙂
Yo tengo una Ergobaby y a mi hija de ocho meses le encanta ir alli. Hasta se duerme si va alli mientras paso la aspiradora. Mi hermana tiene una Babybjörn y dice que la tiene casi sin estrenar porque mi sobrina nunca quiso estar alli metida, no será comoda. Ella vive en Finlandia y alli no estan muy concienciados todavia de como deberia ser una mochila. Parece que aqui mucha gente ya sabe lo que vale la pena comprar y que no; en la pagina de Facebook de Babybjörn sorteaban una mochila, y habia cientos de comentarios negativos y un medico comprado por Babybjörn, intentando defenderlos…. Por cierto, vi tu articulo en la revista del colegio de fisios 🙂
Qué terrible que un médico defienda una mochila que no es adecuada para la fisiología de un bebé 🙁 Lo que peor llevo yo es ver a los peques en colgonas mirando hacia fuera y no poder decir nada para que no se considere una intromisión en la crianza ajena. Pero por deformación profesional quisiera ayudar. Sí! Salía este mes 🙂
Esto es lo que dice el medico ese. Da mucha rabia leerlo, pero me alegro que tantos padres estan bien informados y no se dejan engañar:
https://www.facebook.com/BabyBjornEspana/?fref=ts
César Galo García Fontecha Puedo observar que muchas madres están preocupadas por si las mochilas porta bebé pueden ser nocivas para el desarrollo esquelético de sus hijos. Estas mismas preocupaciones las han tenido los ingenieros que han diseñado los diferentes modelos de mochilas que hay en el mercado. También los médicos, y los ortopedas pediátricos como yo, nos hemos interesado en este asunto ya que de algún modo velamos por el correcto desarrollo esquelético de los niños.
Una de las preocupaciones más importantes ha sido si las caderas debían estar en una postura concreta cuando el niño es porteado. He observado cómo algunos fabricantes llaman a sus mochilas «ergonómicas» por adoptar una postura particular tachando todas las demás posturas como «no ergonómicas». He encontrado en internet dibujos de la postura de los bebés en una y otra postura que me han parecido muy tendenciosos. Incluso el «International Hip Dysplasia Institute» dibuja varios tipos de postura recomendando unos y no otros.
Desgraciadamente no he encontrado ningún estudio científico detrás de estas afirmaciones, ni siquiera en el caso del «International Hip Dysplasia Institute», que rectificó su página admitiendo que no se posicionaba ni en contra ni a favor de ningún tipo de mochila.
Debido a esta falta de evidencia científica, hace un par de años nos propusimos hacer un trabajo de investigación en bebés entre 1 y 3 meses y con la ayuda de las madres testamos tres diferentes mochilas del mercado cada una con diferente grado de recogimiento de las piernas y de las caderas, desde la mochila con las piernas más colgantes hasta la mochila que mantiene una postura más en M.
El trabajo fue diseñado por el equipo de investigación de ortopedia pediátrica en el Instituto de Investigación del Hospital Universitario Vall d’Hebron y revisado y aprobado por el comité de ética de investigación del centro (www.vhir.org).
Para llevarlo a cabo estudiamos la postura de las caderas mediante ecografía cuando las madres porteaban a sus bebés en las tres diferentes mochilas. Así obtuvimos imágenes reales de cómo se situaba la cabeza del fémur respecto de la pelvis. El trabajo ya ha finalizado y los resultados son contundentes.
Ninguna de los tres tipos de mochila producen ninguna postura anómala en las caderas, ni la que permite las piernas más colgantes, ni la intermedia ni la que mantiene las caderas en postura en M máxima.
El trabajo está pendiente de ser publicado pero colgaré un resumen en breve para que podáis leerlo.
La explicación a estos resultados es sencilla. La displasia de cadera es una enfermedad que está presente al nacimiento. Si el bebé padece esta patología, debe ser tratado mediante un arnés que coloca las caderas en la postura en M. Si no padece la enfermedad, ninguna postura provocará que desarrolle el problema.
Sin embargo, existe otro problema del que las redes sociales no se hacen eco, y es la vascularización y nutrición de la cabeza del fémur en la cadera. La postura en M con piernas inmovilizadas presenta dos inconvenientes. El primero es que hace disminuir la vascularización de la cabeza femoral y esa es la causa de que el 1% de las caderas con displasia que se colocan en un arnés (postura en M), puedan desarrollar una necrosis (muerte) de la cabeza femoral. El otro problema es que la nutrición del cartílago articular de la cadera se produce gracias al movimiento de la articulación, muy limitado o incluso abolido en mochilas que recogen mucho las piernas. Afortunadamente , el tiempo de porteo probablemente nunca es suficientemente prolongado como para que estos problemas sean graves.
Espero que nuestro trabajo pueda ayudar a entender que si el niño no padece una displasia de cadera, ninguna mochila porta bebés le producirá este problema.
Vaya con el médico. A ver cómo justifica la rectificación de la columna vertebral… En fin, por eso es importante y necesario aportar información seria. Un abrazo!
¡Excelente post! Muchísimas gracias por dar a conocer este tema, tan importante para las familias, y además hacerlo con tanto detalle.
El porteo es maravilloso pero es importante que sea porteo seguro.
Un abrazo.
Hola Eva! Gracias a ti por el comentario y sobre todo gracias a vosotros por vuestra magnífica web y vuestra labor 🙂 Uno de los sites más chulos sobre porteo que he visto. Un abrazo
Nosotros optamos por la ergobaby, pero por ignorancia salimos con una babybjörn de primeras gracias al «asesoraiento» de la dependienta. Menos mal que mis chicas de mamis abril me alertaron y fui al día siguiente a por la ergo. Aún no tengo muy claro que sepamos ponerla bien al 100% pero mi marido,que es el que más le ha llevado, dice que va muy cómodo y el niño suele dormirse tranquilamente y no protesta cuando va colgado. A ver si ahora que ya llega más frío la «cato» yo también porque en verano como que no apetecía.
Sí, hay tiendas que no tienen ni idea y más que orientar desorientan a los padres. Me alegro de que te informasen en el grupo, la ergobaby es una mochila fantástica. Un abrazo!