Hace dos días, empezábamos el año con una terrible noticia: un peque de 3 años fallecía tras atragantarse con una uva en la celebración de las campanadas de Nochevieja. Desde que soy madre me quedo especialmente hecha polvo cuando leo este tipo de noticias sobre niños de edad similar a mi hija. La empatía es brutal. Una amiga me decía, impresionada: «yo no lo sabía, pensaba que a partir de los 3 años se podía y como se las doy peladas… madre mía». Madre mía, de sólo imaginarlo. Madre mía, y nos ponemos a listar todas las cosas que comen nuestros hijos y si alguna puede ser peligrosa. Madre mía porque hay base para encender el pilotito de alerta. Porque, sin entrar en alarmismo y abordando la comida con naturalidad, sí hay algunos alimentos que comportan un riesgo especial y con los que nos tenemos que andar con mucho ojo, especialmente antes de los 5 años.
Caramelos duros, gominolas blanditas y chicles
Con la cabalgata en ciernes, caramelos y chuches abren la lista. Mucho ojo con ellos. Aunque los caramelos duros tienen peor fama (la manía de chupachuses que regalan por todas partes a los niños MUY pequeños), los blanditos también pueden ser muy peligrosos, porque pueden comprimirse y luego expandirse creando un tapón muy difícil de mover. Por ejemplo, las nubes, que además tienen forma cilíndrica. Cuidado también con los chicles, que pueden quedarse pegados y son muy difíciles de extraer (cuando pienso en los «bolones» de chicle que me metía en el cuerpo cuando se vendían de estos enrollables…).
Palomitas
Son redondas, blandas pero infladas y del tamaño adecuado. Pueden dar más de un susto. En Halloween les dieron palomitas en el cole viendo una peli y flipé un poco, la verdad, me parece un riesgo que no querría correr como colegio. Si coméis palomitas en familia, podéis partirlas en trocitos pequeños. Cuidado con los granos sin explotar o a medias. Si le dais, solo la parte blandita de arriba.
Salchichas
Los perritos calientes, ese gran peligro oculto. Mucha gente lo desconoce pero las salchichas son una causa de atragantamiento muy común. Y en cuanto lo piensas lo ves claro: cilíndricas, del tamaño de las vías respiratorias y también con capacidad de compresión, por lo que pueden atascarse y obstruir totalmente las vías respiratorias. Menos mal que desde que descubrimos lo que son realmente las salchichas, en casa no entran. Una cosa menos de la que preocuparme. Si las tomáis, partidlas siempre a lo largo, no en rodajitas. Y cuidado con las minisalchichas de cóctel.
Uvas
Por su forma, tamaño y consistencia, las uvas pueden dar también sustos… o provocar una tragedia como la de hace dos días. Lo mejor, cortarlas en trozos pequeños y lo más alargados posible (que no queden «semiesferas» o «cuadraditos» que puedan taponar igual las vías respiratorias).
Cerezas o aceitunas
Además de su forma, tamaño y dureza, el hueso complica las cosas. Si el peque las toma, mejor sin hueso y partidas en trozos alargados para que en caso de atascarse no taponen totalmente la faringe y el aire pueda pasar.
Frutos secos
Peligrosos no solo por su forma, tamaño y consistencia, sino también por el riesgo de aspiración. Hace un par de años un peque estuvo en coma por aspirar un trocito de almendra y la cosa se puso muy, muy seria. Las cascarillas de frutos secos como el cacahuete también pueden aspirarse con relativa facilidad.
Zanahoria cruda, manzanas u otras frutas y hortalizas duras
La zanahoria y la manzana tienen la peor prensa pero, en general, debemos tener cuidado con todas las frutas u hortalizas crudas que sean duras. Si las damos, lo mejor es prepararlas en palitos para evitar el riesgo de asfixia.
Estos son los más comunes pero también debemos tener cuidado con trozos de pan o colines (con esto último tuvimos un susto nosotras, aunque afortunadamente se resolvió muy rápido y no me provocó un infarto), otras carnes que no sean salchichas pero puedan hacerse bola y atascarse, el jamón serrano si tiene muchas tiras de tocino que puedan enredarse, las espinas del pescado que pueden clavarse y dejar anclada una bola que no permita respirar.. y, en definitiva, cualquier alimento redondo o cilíndrico, de un tamaño compatible con las vías respiratorias, que pueda quedarse pegado, muy duro o, al contrario, muy comprimible, que pueda hacer tapón y provocar asfixia. Y por supuesto:
- Enseñar a masticar muy bien cada alimento y comprobar que lo hacen.
- Comer despacio, sin ansia, sin meterse cantidades industriales en la boca.
- Nada de comer corriendo, saltando, riéndose a carcajadas, tumbados o cabeza abajo. Y nada de coger al peque con comida en la boca y hacerle el tiovivo, la batidora o balancearle colgando de un pie jugando (visto con mis propios ojos)
Y una nota importante: podemos vivir en la angustia con la comida, darnos la vuelta al terminar de cenar y que se trague un Pokemon jugando a los dinosaurios. Los objetos pueden provocar tantos atragantamientos y asfixias como la comida. Pilas de botón, monedas, piezas pequeñas de juguetes… El peque de una conocida se metió la chapa de un botellín en la boca y les dio el susto de su vida. Así que mejor estar atentos en general con cualquier ocurrencia que tengan, que suelen ser muchas.
Atentos también a los globos. No sólo cuando ya están chuchurríos con poquito aire, como una pasa arrugada sino también cuando los peques se emocionan e intentan hincharlos solos. Si los aspiran sin querer, por su material se adhieren a las paredes de las vías respiratorias y las taponan, aunque estén desinflados.
Así que, en resumen, prevención, cuidado y atención. Un ojo siempre en los peques por lo que pueda pasar o se les pueda ocurrir. Y si, pese a todo, nos llevamos un susto porque el peque se atraganta con algo, es importante que tengamos muy claros los pasos a seguir. En otro post lo vemos.
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