Esas frases míticas que decía cuando no tenía hijos (y las decía en serio)

Los «yo nunca» son épicos (algún día me pondré con los míos) pero cuando no tenemos hijos son muchas más las cosas que decimos alegremente… y que luego recordamos sin saber si reír o llorar o darnos cabezazos contra la pared. Estoy segura de que os ha pasado, que os recordáis diciendo algunas cosas en aquellos tiempos y os gustaría viajar en el tiempo como la de Neutrex y deciros: hola, vengo del futuro y no tienes ni idea de lo que dices, alma de cántaro. ¿Qué frases míticas recordáis? Yo recuerdo cuando no tenía hijos y decía eso de… Continue reading →

Lo duro no es criar, es criar sin tribu

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Criar es muy cansado. Sí. Los primeros meses, sobre todo, es de una exigencia agotadora. Faltan manos, faltan fuerzas, faltan horas de sueño, faltan ganas de hacer todo lo que no sea sobrevivir, que ya es. Porque falta tiempo para todo, salvo para hacer pis, y hasta eso a veces cuesta. De ducharse mejor ni hablamos. Criar es precioso, es único, incomparable e indescriptible. Pero es complicado, exigente y duro. Aunque lo duro no es criar, estoy convencida de ello. Lo duro, lo duro de verdad, es que criamos sin tribu. Continue reading →

El día en que una ecografía me dejó en shock

 Estoy en shock. Os lo digo lo primero. En shock mental, emocional y físico. Creo que nunca en mi vida he estado más impactada, más revuelta, más asustada y más descolocada. Si me dieran con un remo en la cabeza no creo ni que lo notase. O quizá me han dado ya con uno, desde algún lugar ahí arriba en el universo, donde tienen escrito lo que tiene que venirle a cada uno aunque aquí abajo seamos analfabetos kármicos. Me han dado un buen golpe en plena cara y soy incapaz en este momento de controlar mi mente y mis pensamientos, incapaz de controlar mi corazón, mis tripas y mis emociones, incapaz casi de moverme, más allá de esta mezcla de parálisis, mareo y temblor que tengo en el cuerpo desde el martes. Continue reading →

Cómo reducir el plástico en casa (de forma fácil)

La verdad es que reciclo desde que tengo uso de memoria. En los tiempos en los que el cubo amarillo era una utopía futurista, mis padres ya separaban las pilas y los vidrios y los llevaban allí donde hubiera un contenedor, que solía ser en el quinto pino. Es algo que tengo integrado desde siempre e intento que mi hija crezca también considerándolo tan natural como respirar y tan lógico como inapelable. «Mami, ¿en cuál va?» es pregunta habitual en casa.

Pero, quizá porque lo reciclamos todo, hace tiempo nos volvimos conscientes de la cantidad aberrante y exagerada de plásticos que entraban en casa. Ver cómo la bolsa amarilla se llenaba en cuestión de minutos cuando veníamos de hacer la compra nos hizo preguntarnos: «Vale, aparte de reciclarlo, ¿no podríamos, precisamente… REDUCIR la cantidad de plástico que entra en casa?»

Os cuento algunos hábitos muy sencillos que hemos cambiado para conseguirlo: Continue reading →

Cómo me gusta ser «tu mamá»

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A veces suceden cosas antagonistas, aparentemente incompatibles… o no. «Ser madre» me agobia. En genérico, en abstracto, pensado racionalmente. Me agobia saber que durante tantos años yo quedo en segundo plano y tantas cosas quedan directamente en stand-by. Me agobia sentir que no puedo caerme, que no puedo colgar el cartelito de «averiado», que no puedo meterme en la cama y mandarlo todo a la porra cuando siento que no puedo más. Me agobia el diferencial creciente entre la energía que tengo y la que ser madre me demanda 24/7. Hay mucho que me agobia en «ser madre», en la maternidad como concepto.

Pero «ser tu mamá», mi niña, ME FASCINA. Esas mil cosas que me agobian desaparecen como una pompa de jabón cuando te miro, cuando clavas tus ojos en los míos y siento como un mareo, cuando me sonríes y me ilumino entera. 

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