Las mejores historias de amor son aquellas que te cogen por sorpresa, que un día comienzan sin que lo hayas podido prever y cambian tu vida para siempre. Así es como siento yo que ha sido la lactancia para mí. A lo largo de este post, intentaré explicarte por qué.
Yo pensaba que lo tenía todo muy claro. Quería darle el pecho seis meses. ¿Por qué seis y no cinco, o siete u ocho? Bueno, no lo sé, porque lo decía la OMS. Y la AEPD. Y la matrona de las clases preparto. Y aproximadamente nueve artículos de cada diez. Curiosamente, aunque siempre te dan todas las recomendaciones, creo que muchas nos quedamos con lo de los seis meses. Los de la lactancia exclusiva. Como si después, al comer más cosas, la teta ya quedase atrás. Obsoleta e irrelevante. Un complemento excéntrico. Al fin y al cabo, bastante difícil es ya dar seis meses, ¿no? Por la conciliación laboral, por la «esclavitud», por ese pequeño alquiler de tu cuerpo, que ya se hace largo sumando el embarazo. Porque las tetas se caen. ¡Pues anda que no hay razones!
Así pensaba yo. Y nació mi hija y, como en todo lo demás, mi universo se puso patas arriba. Continue reading →