Si pensase en el mejor padre que podría tener a mi lado no pensaría ni mucho menos en un padre «perfecto». Ya sabéis, uno que sepa manejar absolutamente todas las situaciones que pueden darse en la crianza, que siempre tenga paciencia, que siempre esté de buen humor, que… En fin, no sé ni completar la lista porque no sé cómo carajo sería un padre perfecto. Porque los padres perfectos no existen (ni, por supuesto, las madres). Existen los padres humanos. Existen los padres que tienen ratos buenos y ratos malos, que manejan de vicio unas cosas pero se desbordan con otras, que intentan ser la mejor versión posible de sí mismos desde que ven que otros ojitos se reflejan en ellos y crecen en su ejemplo. Y si pienso en uno de esos y pienso en el mejor, solo puedo pensar en…. ÉL. Continue reading →
Nuestro
Mis noches contigo en la teta
Mis noches contigo en la teta son cansadas, para qué vamos a decir lo contrario. No me quejo porque vengo curtida poco menos que de una guerra a vida o muerte y esta vez me parece hasta razonable pero despertarnos de noche, desde luego, nos despertamos todavía. Sobre todo porque no siempre nos sincronizamos y algunas noches nos podrían fichar para un equipo de relevos. Y eso inevitablemente cansa. Continue reading →
Pues no haber tenido hijos
Niveles de ansiedad y desamparo en máximos. Niveles de ánimo y paz mental en mínimos. ¿Qué está pasando con quienes tenemos hijos estos días? Os lo resumo en pocas palabras: que estamos a nuestra suerte. Y es lo de siempre, en realidad, porque en este país la conciliación no es que sea buena o mala, es que directamente no es. No existe. No hay. Hay dejar de trabajar para criar, hay tirar de abuelos, pagar canguros, enchufar dalsys y un largo etcétera de renuncias, malabares, favores y acciones de dudosa ética llevadas por el desespero de quien no tiene otra opción. Pero CONCILIACIÓN NO HAY y no sé por qué no hemos salido ya a quemar algo. Imagino que porque habría que dejar a los niños en algún lado mientras tanto. Continue reading →
Cansada
El otro día os preguntaba en redes cómo definiríais vuestro estado de ánimo, viendo cómo vamos a acabar el año. Me venían muchas palabras para intentar precisar el mío, pero ninguna me parecía completa. Mi estado de ánimo parece más bien el resultado de una receta. Demasiados ingredientes sueltos que van y vienen. Y voy a ratos. A ratos tensa, a ratos indignada, a ratos desmotivada, a ratos harta. Pero quizá sí hay una palabra que aunque no resume mi estado emocional, está siempre presente, como denominador común: CANSADA. Continue reading →
El día que los mandé a todos fuera y me quedé sola
Vale, el título me ha quedado un poco épico pero estoy segura de que si tenéis hijos (sobre todo si es en plural), entenderéis ese sentimiento que te embarga en los tan poquísimamente frecuentes momentos en los que te quedas un día SOLA. Benditamente sola, debo añadir, porque la soledad está muy infravalorada y a veces es tan necesaria y tan vital como el comer. Me repito: si tenéis hijos (sobre todo en plural), estoy segura de que me entendéis. Continue reading →