¿Cómo guiar de forma respetuosa la retirada del chupete?

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Aún recuerdo la primera vez que le ofrecí un chupete a mi hija. Fue algo que evite muy cuidadosamente durante el primer mes para no arriesgar nuestra lactancia. Después claudiqué como si fuera algo que, sencillamente, «tenía que» acabar dándole: está bien, ya ha pasado el mes, hale, toma, cariño. Se lo puse en la boquita, la miré, me miró, sonreí, sonrió y… ¡stuppp! Lo escupió. Así es muchas veces el inicio con esto de los chupetes. El final ya es otro cantar. Continue reading →

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Se lo digo mil veces pero no me hace ni caso

Lo repito mil veces pero no me hace ni caso

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Muchas veces tratamos de gestionar respetuosamente las situaciones que van surgiendo en el día a día con nuestros hijos pero la calma se nos va escurriendo poco a poco cuando repetimos y repetimos algo y… como quien oye llover. Es entonces cuando nos lamentamos de eso que titula este post, porque aunque nos sintamos un loro de repetición, el loro puede repetirlo mil veces sin inmutarse pero nosotros no. Y entonces terminamos desesperándonos, enfadándonos, gritando a nuestros hijos y haciendo todo eso que no queremos hacer en crianza. Pero es que es desesperante porque lo repetimos y lo repetimos de forma respetuosa y ¡hasta que no gritamos no hacen ni caso! ¿Os reconocéis en esta situación?  Continue reading →

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El día que mi hija me demostró que la crianza respetuosa funciona

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Cuando descubres la crianza con apego vives como un reinicio interior. Tu mente se abre y examina por primera vez conceptos que has traído siempre contigo, por lo que has visto en las relaciones entre padres e hijos, por lo que has vivido en tu infancia, por lo que sea, pero conceptos que llevas arrastrando toda tu vida y que, de pronto, están sujetos a reflexión. Porque, de pronto, te das cuenta de que algo no está bien en ellos. Y cuanto más lees sobre apego, sobre crianza respetuosa, cuanto más resuena en ti lo que vas leyendo, más te vas entusiasmando, más te vas visualizando haciendo las cosas así. Pero a veces la visualización va más allá y te imaginas cómo de bien “se va a portar” tu hijo, cómo de plácida va a ser vuestra comunicación, cómo se va a notar que a tu hijo lo estás criando respetuosamente.

Entonces tu hijo nace y llora, crece y tiene rabietas, no te hace caso, se enfada y te grita, se bloquea y se vuelve un troll de las cavernas durante un rato, vives una y otra vez las mismas situaciones con ración extragrande de paciencia y no ves resultados aparentes. Y tu mente se llena de miedos y de dudas y se hace la gran pregunta (“¿Por qué se porta así?) y el gran reproche (“¡Si yo estoy criando desde el respeto!”). Y ese es el gran error. Porque la crianza con apego, la crianza respetuosa, no funciona así. Continue reading →

No, gritar no es educar

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Somos humanos, no somos perfectos, nunca lo vamos a hacer todo bien. Podemos tener un mal día, podemos no saber manejar determinadas situaciones, podemos estar en un proceso de aprendizaje a nivel interior y gritar sin darnos cuenta (o sin terminar de saber cómo evitarlo) cuando estamos nerviosos o estresados. Nos puede ocurrir con nuestros familiares, con nuestros amigos, con nuestra pareja, o con nuestros hijos. Todos nos equivocamos. Pero gritar es eso: es equivocarme.

Cuando a mí se me escapa un grito con mi hija (y se me escapan) estoy equivocándome. Cuando se me escapa un grito con mi hija, no estoy sabiendo manejar esa situación desde la calma, me estoy dejando llevar por emociones que me están superando. La propia situación me está superando. Cuándo se me escapa un grito con mi hija, básicamente y hablando en plata, la estoy cagando. Continue reading →

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No sé si quiero tener otro hijo

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Estoy con un conflicto interno de categoría superior. No sé si quiero tener otro hijo o no. Digo otro, en singular, porque sí sé con toda seguridad que tres hijos no querría tener (francamente, no nací con la energía vital necesaria), como supe con toda seguridad siempre que sí quería tener a mi hija. Lo supe sin más, lo supe sin dudas, lo supe con un pellizco en las tripas que no era racional ni era discutible. Existía, estaba, y ya está. No quería morirme sin ser madre. SABÍA que quería vivir esa experiencia, conocer la maternidad, sentir ese amor. Saber con certeza algo es una cosa maravillosa que no apreciamos en su justa medida porque ahora me encuentro en lo contrario, instalada en la duda y en la comedura de coco. Y me tiraría de los pelos si debajo me encontrase las respuestas. Continue reading →