Cómo me gusta ser «tu mamá»

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A veces suceden cosas antagonistas, aparentemente incompatibles… o no. «Ser madre» me agobia. En genérico, en abstracto, pensado racionalmente. Me agobia saber que durante tantos años yo quedo en segundo plano y tantas cosas quedan directamente en stand-by. Me agobia sentir que no puedo caerme, que no puedo colgar el cartelito de «averiado», que no puedo meterme en la cama y mandarlo todo a la porra cuando siento que no puedo más. Me agobia el diferencial creciente entre la energía que tengo y la que ser madre me demanda 24/7. Hay mucho que me agobia en «ser madre», en la maternidad como concepto.

Pero «ser tu mamá», mi niña, ME FASCINA. Esas mil cosas que me agobian desaparecen como una pompa de jabón cuando te miro, cuando clavas tus ojos en los míos y siento como un mareo, cuando me sonríes y me ilumino entera. 

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El día que mi hija me dijo «tú también lo haces» (y tenía razón)

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Es curioso cómo solemos esperar de los demás lo que muchas veces nosotros no hacemos. Llevo media vida reflexionando sobre esto e intentando mejorar por la parte que me toca aunque sigo pinchando cada dos por tres. Cada vez que le digo a mi marido cuando discutimos «no me escuchas»… pero yo tampoco estoy escuchándole a él (o incluso soy la única que no está escuchando, que también pasa), por ejemplo. Es fácil ver lo del otro sin mirarnos a nosotros mismos. Porque mirarse a uno mismo requiere atención, requiere esfuerzo, requiere honestidad y valentía, requiere ver cosas que están ahí y en las que hay que trabajar. Y siempre cuesta menos mirar hacia fuera.

¿Cuántas veces pedimos lo que no damos? ¿Cuántas veces queremos lo que no somos?¿Cuántas exigimos lo que no sabemos? Si nos pasa tantas veces en la vida, ¿cómo no nos va a pasar en la crianza? Continue reading →

Cuando mi hija sea adulta

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Cuando mi hija sea adulta quiero que sepa respetar a los demás. Por eso, ahora que es niña, yo la respeto a ella.

Cuando mi hija sea adulta quiero que sepa escuchar (de verdad) a los demás. Por eso, ahora que es niña, yo la escucho (de verdad) a ella.

Cuando mi hija sea adulta quiero que sepa ser comprensiva y tolerante con los demás y ponerse en su lugar. Por eso, ahora que es niña, yo soy comprensiva y tolerante con ella y procuro ponerme en su lugar todo lo posible.

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7 puntos clave para establecer límites en la crianza respetuosa

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No es la primera vez que hablo de límites. Es un tema que sale recurrentemente, salpicado por aquí y por allá, porque es un punto clave en crianza. Y, en crianza respetuosa, un punto además que genera mucha confusión. ¿Criando con apego hay que poner límites o no ponerlos? De todo esto he hablado bastante ya: de límites negociables e innegociables, de formas de interpretar la propia palabra límite, de si los límites son o no compatibles con la crianza respetuosa. Pero hoy me gustaría hablar de algo que a veces da problemas: la práctica. Vale, sé qué es un límite, sé qué límites me parecen importantes, lo tengo todo claro. Pero ¿cómo lo hago, llegado el momento de la verdad? Os dejo 7 puntos que me parecen claves para establecer límites de forma respetuosa, coherente y efectiva: Continue reading →

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Cuando tienes hijos pequeños

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Tener niños pequeños te ralentiza la vida. Es impepinable. Da igual cuánto corrieras en el pasado para llegar de A a B.  Da igual que fueras plusmarquista en levantarte, desayunar algo rápido y salir, llegando a tiempo a donde fuese, cuando fuese. Da igual. Tener un bebé, un niño pequeñito, te demuestra en la práctica la relatividad del tiempo, por más teórica que sea. Es curioso porque no paras, porque probablemente en el fondo corres más que antes en todo, pero nunca llegas. Porque cuando tienes hijos pequeños tardas para todo. Para despertar. Para desayunar. Para vestiros. Para salir. Para llegar. Todo te consume de repente un 50% más del tiempo que antes te llevaba. Continue reading →

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