Antes de tener hijos, septiembre era para mí un mes de relax. Un mes para escaparme a la playa cuando casi todo el mundo ya había vuelto, para tener la orilla solo para mí y olvidarme del mundo, para disfrutar retrasando el final del verano todo lo posible. Ahora, aunque lo he pospuesto hasta el ultimísimo instante, septiembre ya me ha pillado, por fin, y se me ha llenado de reuniones de padres, de adaptaciones, de horarios fijos, de baños, cenas y madrugones.
Antes de tener hijos pensaba que cansarse era trabajar mucho, ir de compras en rebajas o hacer una mudanza, por poner algún ejemplo. Ahora, sé que era una floja que no sabía nada del mundo y de la vida y que no hay deporte más intenso ni agotador que la maternidad. Continue reading →