Es relativamente fácil visualizar qué pasa en un impacto frontal. Hemos interiorizado mucha información previa que nos ayuda, como esos pequeños frenazos cotidianos sintiendo hacia dónde nos lleva el tirón y viendo el bolso salir disparado del asiento contra la guantera. También conocemos normalmente a gente que ha sufrido un latigazo cervical en un accidente de coche. Por eso tenemos tan claro que ante un impacto frontal lo más seguro es viajar a contramarcha, sobre todo en los primeros años de vida, cuando las diferencias anatómicas entre el niño y el adulto hacen que las consecuencias para el niño sean muchísimo más graves que para el adulto.
Hasta ahí, todo bien. Pero entonces surge la pregunta. Esa que siempre, siempre llega por algún lado. En nuestra cabeza cuando nos empezamos a concienciar, en un comentario si difundimos en redes, en nuestro cuñado al comentárselo pensando en nuestros sobrinos: “Y ¿si me dan un golpe por detrás? ¿Qué ocurre en un impacto trasero en una silla a contramarcha?» Continue reading →