Carta a mi hija

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Foto: ©Unamamadeotroplaneta

Tal día como hoy hace dos años, cariño, tu mamá estaba ya desesperada dando vueltas a la manzana para ver si adelantaba el parto. Igual te sorprende pero es que no soy nada paciente, salvo contigo. Eso te lo puede decir papá cuando crezcas un poco. Sólo contigo. Nueve meses de espera superaban todo lo que me sentía capaz de aguantar. Necesitaba que comenzásemos ya el camino. Pero tú siempre has tenido muy claro lo que quieres y lo que no, cosa que me encanta de ti, y no tenías intención de salir hasta el día 4, que cumplíamos fecha. Puntual y exacta. Daban igual mis prisas, que ingresáramos esta misma noche en el hospital y tuviéramos por delante más de veinticinco horas de trance. Tú ibas a nacer cuando tenías que nacer pero yo no lo sabía, yo no comprendía, aún tenía mucho que aprender.

Ojalá pudiera volver atrás y esperarte con más paz, disfrutar esos últimos días en los que sólo yo te conocía, en los que éramos una todavía. Ojalá, ya que nos ponemos, hubiéramos podido vivir las dos un parto más respetado y tranquilo y te hubieran dejado nacer con calma, ¿verdad? No hubiera aumentado la felicidad que sentí al verte por primera vez pero sí las fuerzas con las que atenderte que, después del calvario que pasamos, eran bien pocas.

Hoy todo eso queda lejos, difuminado como si fuera un sueño. El dolor, el miedo, la espera. Es una nube. Y en ella destaca como un faro tu carita de porcelana, esos primeros momentos en que papá y yo nos quedamos mirándote, alucinados. Enamorados ya de por vida de tu naricilla respingona, que yo llamo «la naricita de los saltos de esquí», de tus mofletes, de tus ojazos azules que nos tienen locos y nos hipnotizan a diario. En fin, toda tú. Puedo escribir una tesis de cien páginas sobre cada rincón de tu cuerpecillo. Al fin y al cabo, llevo casi dos años mirándote. Mirándote a todas horas.

Porque en estos casi dos años hemos tenido una gran suerte, tú y yo, gordita: hemos podido estar juntas. Y eso es un privilegio. Pasar el día juntas, dormirnos juntas, soñar juntas, despertarnos juntas. Aunque durante mucho tiempo fuera diez veces por noche. Te he disfrutado a través del filtro del sueño y eso me da mucha pena, pero he podido disfrutarte todos los días. Y no lo cambiaría por nada.

Ponerte al pecho sin prisas, sin horas, acariciar tus deditos elásticos durante las tomas, cuando eras tan chiquitina que tenía que apuntalarte con la almohada de lactancia para que no te me escurrieras. Cantarte pío, pío, pío, dicen los pollitos, paseando contigo en brazos por casa, sentir cómo te calmabas. Sentirme invencible, mágica, capaz de mover montañas por ti. ¡Pero qué pequeñita eras!

Creciendo y creciendo, un día decidiste que ya era el momento de andar. Qué cara de felicidad y triunfo pusiste cuando conseguiste dar dos pasitos sola, de los brazos de papá a los míos y vuelta. Los dos tirados en el suelo de la cocina cogiéndote al vuelo cuando te lanzabas al final del recorrido con un gorgorito. Fue un día increíble. Y no te hizo falta más. A partir de ese día, sólo caminabas. De un extremo al otro, todo el día andando por la casa, recolocando todo lo que pillabas por el camino, como una pequeña transportista. Me recordabas al monillo del Monkey Island con tus andares bailones pero no te caías, no te asustabas, no dudabas. Siempre has sido tan valiente como prudente, y has sabido medir muy bien lo que podías hacer tú sola.

Eso me dices ahora, a todas horas. Tú, tú, tú. Porque quieres hacer «tú» las cosas y aún no comprendes que tú eres YO. Y a mí me encanta. Como cuando dices «¡a la de una, a la de tres, a la de dos!» o cuentas en voz alta y te oigo canturrear «uno, dos, cuatro, cinco, ocho». Son de esas pequeñas cosas que no tengo prisa porque cambien. Creces tan rápido, ¿qué prisa podría tener? Me gusta disfrutarte. Y me gusta pasar mis días contigo, teniendo tiempo para todo lo que hacemos.

Para ponernos el escurridor de pasta y el colador en la cabeza y cantar Capitán Cavernícolaaaaaa e Hijooo, yo reviviendo mi infancia y tú comenzando a descubrirla. Para perseguirte por la casa pillándote el culo mientras gritas como un lorillo feliz. Para escuchar tus «vale mami» cuando quieres hacer algo y me sugieres que acepte. Para concederte casi todo lo que pides y verte feliz. Para abrazarte cuando toca decir que «no» y dejar que te acurruques contra mi cuerpo, aceptando poco a poco que la vida a veces es frustrante, y que no pasa nada, que todo está bien.

Para tardar treinta y cinco minutos en llegar al parque que tenemos pegado a la puerta, porque nos vamos parando a ver todas las hormiguitas del camino, que son muchas. Para tirar piedritas por el tobogán y gritar ¡tuto! porque nos da mucho susto el ruido que hacen, que mola un montón. Para observarte cuando me siento a teclear en el ordenador y de pronto levanto la vista y te veo concentrada levantando una torre de colores o comiéndote tranquila y contenta el yogur que te he dado, mientras ves la peli del mes, ésa que ponemos en modo bucle, una y otra vez hasta que decides que ya te la sabes y quieres una nueva.

A veces me maravillo de lo bien que te adaptas con apenas dos añitos, lo flexible y generosa que eres. Y lo linda. Y lo tierna. Y lo alegre. ¿Quieres que siga? Eres un regalo, corazón, un regalo que, pasado mañana, llevaré dos años disfrutando. Los dos años más bonitos e intensos de mi vida.

Disfruta tu día y tu fiesta, chiquitina, yo voy a hacer todo lo posible para que sea así. Y yo, por mi parte, te disfrutaré a ti, como todos los días.

Te quiero, bichito. Feliz cumpleaños.

Mamá.

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9 comments

  1. Mamá al desnudo says:

    Me parece una carta preciosa y la verdad es que te envidio muchísimo porque yo aún estoy intentando conectar con mi hijo. Lo he pasado realmente mal desde un poco antes de que naciera, pensé que era el babyblues e, incluso, he llegado a sospechar de una depresión posparto. Me he visto muy sola, me he sentido (y siento) presionadísima, juzgada, incomprendida… y todo ello ha repercutido de una forma brutal en la nula conexión que tengo con él y que me ha impedido disfrutarle tanto como tú a tu niña. Te comparto mi experiencia para que te des cuenta, aún más, de lo afortunada que eres por vivir todo esto pero, sobre todo, de lo afortunada que es tu niña por cómo han sido sus dos primeros años de vida. https://mamaaldesnudo.wordpress.com/2016/05/28/sin-conexion-con-mi-bebe/

    • Carita says:

      ¡Gracias por tu comentario! Ay, si supieras la cantidad de emociones que me ha generado tu artículo… por el cual, por cierto, te felicito, un artículo al desnudo digno del nombre de tu blog. Enhorabuena porque eres valiente, humilde y sincera escribiendo, y puedes ayudar a muchísimas mamás con ello. Te diré lo que he sentido a medida que leía. Tristeza por lo sola que te has sentido, porque tal vez con ayuda, una voz amiga que te animase (creo que ese es el punto clave de lo que te ha ocurrido) podrían haber mejorado las cosas sola. Esperanza y alegría porque vas encontrando el camino y empoderándote como madre, que no tiene nada que ver con ser perfecta ni pasar ningún examen. Empatía porque yo he sentido algunas cosas de las que cuentas, la necesidad de tiempo para mí, la despersonalización, el agotamiento. No creo que se trate de un camino difícil pero sí esforzado, requiere grandes dosis de tiempo, paciencia y dedicación. Y eso cansa. En mi caso no falló la conexión con mi pequeña pero sí la conexión conmigo misma. Durante meses me olvidé de mi propia salud pensando en el bienestar de Bichito (no sé si has leído mi post Dormir o no dormir, ésa es la cuestión. Estaba convencida de que lo que hacía merecía la pena y lo sigo pensando pero esa etapa fue muy dura para mí, vivía medio muerta y olvidada de mí misma. Cuando eres mamá a tiempo completo ese olvido lo vuelve todo irreal. Desde que duermo soy mejor madre, mejor mujer para mi marido, mejor persona. Porque estoy más alegre y tengo más energía para relacionarme con mi familia, y más alegría para volver a sentirme yo misma. Fíjate, no somos tan distintas 🙂 No te preocupes por tu peque, la maternidad es un día a día, sigue soltando lastre y disfrutad cada día un poco más. Tengo dos artículos en proceso que seguramente te gustarán, uno sobre la culpa que siempre nos acompaña como madres y otro sobre esa presión por ser perfectas. Un abrazo enorme a tu peque y a ti, que sois muy afortunados también de teneros el uno al otro.

      • Mamá al desnudo says:

        Muchas gracias. Me has hecho llorar. Sí, el tener alguien al lado a quien poder llorarle, que me diera un abrazo, sentirme escuchada y comprendida me hace muchísima falta. Por supuesto, tengo la suerte de contar con mi pareja, pero me siento mal cuando lo descargo todo con él, porque sé que él también vive parte de lo que vivo yo, porque él se esfuerza cada día por que estemos bien, porque se levanta cada mañana para ir a trabajar y «mantenernos» sin protestar ni quejarse, aunque haya dormido sólo 3 horas y aparece la culpa. El sentimiento de culpa por sentir que le echo aún más peso a su espalda con mis lamentaciones y mis problemas.
        Muchas gracias por tus palabras, Carita. Te mando un abrazo

  2. Ratoncito says:

    Uffff que nostalgia! A mi me tocara hacer un resumen asi dentro de 3 meses…. Y si, estoy disfrutando mucho a mi ratoncilla, no todo el dia, a partir de 1 añito solo las tardes ya que tuve que empezar a currar de media jornada, pero aun asi me doy por privilegiada por poder dedicarle esas horas por las tardes. No siempre se pueden disfrutar del todo, son poquitas horas que mama tiene para hacer muchas cosas pero siempre intento dedicarle ratillos a 100% y luego compensar un poco, si hay un dia con mucho ajetreo, el siguiente irnos a algun parque chulo y pasarnos horas en el columpio…..
    Estas preparando fiesta de cumple? que ilusiooooon!

    • Carita says:

      ¡Gracias por tu comentario!Un añito juntas sigue siendo un privilegio enorme, me alegro mucho 🙂 Lo más importante es disfrutar ese tiempo juntas, el que se pueda. Sí, hoy estoy a tope preparando el cumple… luego me lío con una tarta que le voy a hacer de nata y fresas lo más saludable posible (limaré la nata si coge un trocito para que sobre todo tome fresas y el bizcocho lo más natural y menos azucarado posible, es complicado conciliar el cuidado con el que llevo la alimentación en casa con las tartas de cumple, jeje). Se la voy a hacer con forma de Hello Kitty… a ver qué sale! Le gusta más Nemo pero era mucha tela, y Buzz LightYear ya ni te cuento! jajaja

        • Carita says:

          ¡Gracias! Pues un día lleno de emociones, Bichito feliz con su moto nueva con pitooo mamaaaa y su pizarra para pintar con agua y la tarta sumamente enseñable! 🙂

  3. Ruth says:

    Desde que comenzaste con el blog, he querido dejarte un comentario, pero unas veces por falta de tiempo, otras veces por olvido, aún no lo había hecho; y me alegro. Me alegro de poder dejarte el primer comentario en lo más bonito que has escrito, para mi gusto. Maravilloso regalo, que Bichito podrá guardar para siempre, valioso como ninguno, original como pocos, una carta escrita con el corazón. Enhorabuena por tu don con las palabras, felicidades a tu pequeña por su cumpleaños y también a ti, que cumples dos años como mamá. :*

    • Carita says:

      ¡Gracias por tu comentario! Pues no sabes la ilusión que me hace también que el primero sea en este post tan especial para mí. Espero dejarle a Bichito el mejor regalo que hay para ambas, el recuerdo de todo este tiempo juntas. Muchas gracias por felicitarnos… a las dos 🙂

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