Desde este espacio he escrito mucho, mucho pero mucho sobre seguridad infantil en el coche, ya sea hablando sobre la importancia de viajar a contramarcha, analizando las claves para elegir bien una silla para nuestros hijos, realizando revisiones de algunas sillas seguras de diversas características (aunque hay muchas más que permiten posición acm después del grupo 0+), tratando de desmentir mitos desde mi profesión, entrevistando a expertos, siendo yo misma entrevistada en diversos medios y programas de TV o poniendo en marcha iniciativas sociales sobre la importancia de viajar a contramarcha, con spot de concienciación incluido. Vamos, que no callo con el tema. Es lo que tiene tratar un tema vital con ese punto obsesivo compulsivo que me agarra cuando algo me toca la patata 🙂
Y todo eso está muy bien, informar sobre qué es seguro, ayudar a elegir bien, concienciar. Pero esto es como el «y vivieron felices y comieron perdices». Casarse enamorados no es el final del cuento, sino el principio. Y comprar una silla segura no es donde termina todo sino donde empieza. Porque si no usas adecuadamente esa silla, no será segura. Hoy hablaremos de esto.
Asegúrate de que la silla está bien instalada
Lo más recomendable es adquirirla en una tienda especializada. No sólo te aseguras de que te la instalan correctamente desde el primer momento sino que las tiendas comprometidas con la seguridad suelen enseñarte a instalarla tú en futuras ocasiones. Por ejemplo, si tienes que cambiarla de coche.
Si te toca reinstalarla en algún momento sigue con atención todos los pasos que te hayan explicado y, si tienes alguna duda, consulta el manual de instrucciones o contacta con el establecimiento en el que la compraste. Suelen tener este tipo de servicios posventa y ayudarte con la reinstalación.
Es por esto por lo que no se recomienda comprar sistemas de retención infantil online (otro día comentamos esto con más profundidad, tiene su intríngulis). Algunas sillas son muy fáciles de instalar y con mecanismos de confirmación visuales e inequívocos, como el indicador verde del sistema isofix. Pero otras pueden ser más complejas, barras, low tether, top tether… y la cosa se complica. Ten en cuenta siempre que, si la silla está mal instalada, en un momento de impacto o frenazo no se mantendrá correctamente sujeta al asiento. Adiós seguridad.
Infórmate bien también, tanto en la tienda como en las instrucciones, de si la forma de instalación inicial es la que deberá tener siempre o no. Te pongo un ejemplo: el sistema isofix sólo ofrece garantías de seguridad hasta los 18 kilos. A partir de ese peso, todas las sillas se instalan con cinturón de seguridad. Así que si tienes una silla que admita hasta 25 kilos a contramarcha, podrás llevarla con isofix hasta los 18 kilos y, después, deberás instalarla con cinturón (aunque siga a contramarcha). Desconocer esto puede exponerte a un enorme riesgo, si continúas con la silla instalada con isofix hasta el final de su recorrido.
Asegúrate de que el peque está bien sentado y ajustado
Después de haber visto esta semana a una niña saltando por los asientos traseros junto a su sillita vacía, esto de sentar bien al niño en la silla ya no me parece tan de perogrullo. Pero lo impepinable es que, por muy segura que sea una silla, si el niño no está bien ajustado, no sirve de nada.
Para ajustar bien los arneses coloca al peque en la silla con holgura y, una vez esté correctamente sentado, tira de los arneses hasta ajustarlos BIEN. Ajustarlos bien no significa tatuárselos ni tirar hasta que el niño se ponga color berenjena y dé muestras de no poder respirar pero tampoco dejarlos «suavecitos» para que no le molesten. Los arneses no son decorativos, tienen una función de protección clara y deben estar tirantes y sin holgura para evitar que en una fuerte desaceleración se produzca ningún retroceso entre peque y silla.
Un truco para comprobar que están bien ajustados: intenta pellizcarlos verticalmente entre el índice y el pulgar. Si pillas tela quiere decir que debes ajustarlos más. Cuando están bien, no es posible pellizcar nada.
Muy importante también que los arneses no salgan NUNCA más arriba del hombro. ¿Por qué? Porque en un impacto, un niño sentado a contramarcha va a tender a deslizarse hacia el respaldo y hacia el techo. Si los arneses salen por encima del hombro tendremos un espacio sin ajustar a lo largo del cual el peque podrá deslizarse, en lugar de quedar bien pegado a la silla sin ningún desplazamiento.
Además, si es invierno, antes de sentar al niño tendrás que retirar las prendas de abrigo que lleve. Por un lado, por lo que acabamos de comentar de los arneses (aunque creas haberlos ajustado al máximo, las prendas voluminosas y acolchadas permiten holguras al aplastarse) pero, más peligroso todavía, porque muchas veces los materiales de los abrigos resbalan y el niño puede salir volando por escurrirse con abrigo puesto (si no te lo crees, míralo aquí, salen volando literalmente).
No hagas apaños ni te la juegues con artículos de dudosa seguridad
Cuando tenemos las sillas ya instaladas y a los peques ya sentados pueden surgir pequeños desafíos o problemas que a veces no tenemos claro cómo resolver. Y aquí también hay que estar muy pendiente. Te pongo algunos ejemplos con la recomendación de cómo resolverlos de forma segura:
Cuando se le cae la cabecita hacia delante cuando se duerme
Lo mejor en este caso es, en este orden:
- Comprobar si llevamos la silla en la máxima posición de reclinado que nos permita, si es la silla adecuada para la edad de nuestro hijo (aunque por peso nos salgan las cuentas, a veces no son adecuadas por reclinado insuficiente para edades tempranas) o si la inclinación de la banqueta resta reclinado a la silla y el problema es que elegimos mal la silla en relación a nuestro modelo de coche.
- Informarnos de si la marca de nuestra silla ofrece algún accesorio que resuelva la situación, como una cuña que podamos instalar para aumentar el reclinado durante el período en el que lo necesitemos.
- Hablar con asesores en SRI para ver qué puede estar fallando en caso de que lo anterior esté hecho y siga pasando. Hay pequeños trucos que no restan seguridad pero esto se lo dejo a los expertos una vez analicen cada caso particular.
Lo que no te recomiendo es adquirir ningún invento chachiguay sujetacabezas. Hay todo tipo de elementos hinchables, gomas, bandas y cintas que no sirven para nada o, peor, aún, pueden provocar lesiones en la cara, quemaduras, hiperextensiones lesivas o incluso riesgo de estrangulamiento si se deslizan hasta el cuello en caso de accidente. Que me suene, sólo me viene uno seguro a la cabeza llamado Nap-up (confírmalo, no soy experta en este campo).
Cuando saca los brazos de los arneses
Es innegable el riesgo que supone para todos que el niño se suelte de los arneses mientras vamos conduciendo. Algunos peques con talento escapista se las ingenian por más ajustados que vayan. Para evitar esto hay algún artículo fiable en el mercado como el famoso Houdini y muchos apaños caseros absolutamente nada recomendables. Pañuelitos anudados, inventos con pinzas… un sinfín de opciones que, aunque parecen resolverlo igual, pueden suponer un problemón del quince si hay una emergencia y hay que sacar al niño de la silla rápidamente o, incluso, si tras un accidente le complicamos la vida a los bomberos a la hora de liberar a nuestro peque.
Cuando en el coche vamos muy apretados e incómodos
Me temo que la solución segura es cambiar a un coche más espacioso o buscar sillas menos voluminosas (lo de negarse a llevar a la gente, aunque un poco grosero, sería otra opción: tener claro cuántos cabemos cómodos en el coche y adaptarnos a ello, como cuando no queda más remedio que inutilizar el asiento del copiloto).
Actualmente se publicita mucho el Rivemove de Rivekids como solución a este problema. Una especie de barra extensible, por decirlo en bruto, que separa las sillas y amplía el espacio central entre ellas aumentando la comodidad del pasajero al que le salió el palito más corto y le tocó sentarse ahí. A pesar de lo llamativo y aparentemente útil del invento, los expertos lo desaconsejan. Primero porque, al no ser una «silla de coche» sino un «accesorio» se encuentra en un vacío legal y no está homologado pero, principalmente, porque logra espacio a costa de empujar las sillas de coche contra las puertas laterales. Ese espacio que hay entre la puerta y la silla donde se sientan nuestros hijos es un elemento más de protección ante un impacto lateral. Cuando más pegado esté al chasis, más peligroso.
Cuida bien la silla y cámbiala cuando sea necesario
Como cualquier otro artículo, las sillas de coche requieren cuidados básicos. Algunos muy obvios, como desenfundar y lavar con cierta regularidad los textiles por higiene y salubridad pero hay otros que quizá no te dé por pensar y que pueden deteriorar los materiales (esencialmente plásticos) con los que está fabricada la silla. Por ejemplo, si aparcas el coche en la calle, compra una funda o crea una casera con un parasol flexible para proteger la silla del sol y que le atice lo mínimo posible.
Cámbiala si tienes un golpe con el coche. Las sillas a contramarcha están diseñadas para absorber el impacto en su propia estructura y proteger al niño que va sentado en ellas evitando que las fuerzas de inercia y desaceleración las absorba él. Aunque aparentemente esté todo bien puede estar dañada por dentro a nivel estructural sin que lo sepas y, en caso de tener otro impacto, no ser segura. Los expertos, como indicador, dicen que si no llega a saltar el airbag y la silla parece estar bien, es muy probable que nada se haya dañado. Pero ante cualquier golpe yo lo tengo claro, contactaría con la tienda o el fabricante para asegurarme de si es seguro seguir llevando a mi hija en esa silla.
Cuidado también con usarla más allá de lo que admiten en cuanto a peso y altura. Sigue SIEMPRE las instrucciones del fabricante. Si garantiza hasta trece kilos no te la juegues con quince simplemente porque tu hijo quepa por altura, porque a partir del peso que marca la silla no es seguro que vaya a cumplir su función protectora. Tampoco dejes que sobresalga la cabeza NUNCA más allá del límite permitido por cada cabezal aunque por peso quepa. En el momento en que esta sobresale fuera de lo indicado por el fabricante exponemos al peque a una hiperextensión cervical que también supone un gran riesgo para su salud y su vida.
Y, por último, ten en cuenta la caducidad de los materiales: según el modelo pueden ser cinco o diez años. Nunca uses o regales sillas que hayan pasado su fecha de caducidad porque pueden no ser seguras por deterioro.
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